Fue un
viernes 13: hace pocos días, en el mes de
febrero, uno de los más grandes
creadores de que puede hacer gala la
historieta argentina,
Osvaldo Viola, mucho más conocido por el seudónimo que usó toda su carrera,
OSWAL, nos dejó a la edad de
79 años. Había nacido en
Quilmes, donde residió toda su vida, el
1 de noviembre de 1935.
Hasta aquí, la triste noticia que conmovió a muchos amantes de nuestro
Noveno Arte, a los que conocían y amaban su trabajo, a los muchos que estudiaron en sus clases, ya que fue un
maestro como pocos, habiendo ejercido la docencia durante largo tiempo en la
Escuela de Bellas Artes de Quilmes y la
Escuela de Dibujo de Carlos Garaycochea, a los que tuvieron el honor y el placer de conocerlo personalmente.
Durante la inauguración de la muestra de Oswal en la Alianza Francesa, 2010, con Natalio Zirulnik
Ese fue mi caso, aunque no lo traté tanto como hubiera querido, cada vez que nos encontrábamos, yo no me iba sin una enseñanza, una palabra de ánimo, un ejemplo valioso.
Primera página de una historieta que conservo desde los años '60, seguramente de la revista Intervalo, cuando me sorprendió el dibujo de Oswal, tan distinto por su fluidez, agilidad, y dinamismo, a la mayoría de los que publicaba Columba.
Fue uno de los primeros historietistas que conocí, al poco tiempo de ingresar al equipo que dibujaba las historietas de
García Ferré, allá por
1973. Compartía yo una gran sala con la gente de la revista
Anteojito, donde siempre había una mesa libre en donde los colaboradore externos podían extraer de sus carpetas los trabajos que iban a presentar y ordenarlos o retocarlos. Así ocurría con artistas de primerísimo nivel como
José Luis y
Alberto Salinas, Bruno Premiani, Juan Arancio...
Oswal.
Uno de aquellos primeros días, llega el rumor hasta mi tablero:
"¿Sabés quién está...?... ¡Oswal!" Inmediatamente la imagen de
Sónoman, el personaje que
Anteojito publicaba semanalmente y que yo conocía y admiraba desde sus primeras apariciones, allá por los
'60, vino a mi mente. Poco después, las imágenes eran mucho más vívidas, porque, mágicamente, las páginas originales de la historieta estaban ahí, frente a mis ojos, en una mesa vecina. Eran de gran tamaño; brillaban, ya que estaban dibujadas en papel
"Ilustración", seguramente con pincel. Deslumbraban.
Junto a ellas. su autor, de sobrio traje marrón, corbata, pelo corto tal vez engominado. Podría haber sido el contador de la empresa o el abogado, tal su seriedad y buenas maneras, pero era el mago que había sido capaz de crear aquel maravilloso personaje hecho de sonido, de música, de poesía... ¡el mismísimo Oswal!
Luego, la escena se fue repitiendo a lo largo de los casi dos años que permanecí en la empresa, pero el deslumbramiento y la admiración siempre fue como la primer vez. Con el tiempo, me animé a hablarle, a preguntarle, a exponerle mis dudas, a lo que él respondía con calma, seguridad y afectuosa calidez. Recuerdo una de sus respuestas:
"¿Por qué mirar tanto a los dibujantes de afuera, por geniales que sean, si en nuestro país tenemos tantos maestros tan buenos como ellos...?" Y se refería, claro, a
Breccia, Salinas, Bernabó, Premiani... él no lo sabía, pero yo lo sumé a esa lista, claro.
Pasó el tiempo. Cada tanto me lo encontraba en algún evento, en alguna editorial, el trato siempre cordial, siempre dejando alguna enseñanza. Creo que lamentaré eternamente no haber tomado clases con él cuando comenzó a enseñaer en la escuela de Garaycochea. pero yo ya era un profesional y eso significaba trabajar todo el día y aprender sobre la marcha, sin tiempo para asistir a clases. Habia mucho trabajo en esos tiempos de los '70 y '80...
A comienzos de los '80, cuando fuimos invitados a un encuentro en la ciudad de 25 de Mayo, con Miguel Rep, Alberto Caliva, Oswal, Rubén Meriggi, Silvina Viola (hija de Oswal), Peni y Tito Spataro
Ya en este siglo, empecé a tener más tiempo libre, volví al ambiente poco a poco, y no tardé en encontrarme con
Oswal, en la celebración del
Día del Dibujante en el año
2009, cuando le tocó recibir un merecido reconocimeinto a su extraordinaria carrera. Era el mismo de siempre: la calidez y el desprendimiento que lo caracterizaban afloraron inmediatamente.
Massaroli, Oswal y Zirulnik en el Día del Dibujante, 2009
Con Oswal en la Alianza Francesa
Dibujo hecho para un homenaje a Sonoman, donde mi personaje Orquídeo Maidana le dedica una décima de su cocecha
Estos encuentros se fueron repitiendo con cierta frecuencia. Recuerdo una extraordinaria charla sobre
"La Línea", que dio en la
Alianza Francesa de
Palermo, la presentación del primer tomo de de la magnífica recopilación de las aventuras de
Sónoman. En
2013 le tocó recibir el
Premio a la Trayectoria otorgado por
Banda Dibujada, y alli estuvimos siempre junto al amigo común
Natalio Zirulnik. En
2014, la última vez que lo vi, fue en la
Feria del Libro, cuando
Ediciones de la Flor presentó el segundo tomo de
Sónoman.
En la Legislatura porteña, con Walter Farías, Oswal, Juaro y Maicas
Durante la entrega del premio Banda Dibujada, en la Alianza Francesa, 2014, con Zirulnik, Silvina Viola y Oswal
Su obra es muchísimo más amplia, por supuesto: pero en este
blog me limito a exponer mis recuerdos personales de este
maestro muy querido por mí. Siendo así, imagínense mi sorpresa cuando un dia, hace pocos años, suena el teléfono en mi estudio...
¡y reconozco su voz! Oswal me llamaba para agradeccrme un comentario mio en
su página de Facebook. ¡No lo podía creer! Y menos, cuando me comentó como si nada, que alguna vez había exhibido una página de una de mis historietas,
"como ejemplo de narración", en un de sus clases.... Bueno... ¿Qué más podía pedir? Si el
Maestro quiso darme ánimo, la verdad que lo consigiuió...
¡y cómo!
Recibiendo un premio en el último festival CrackBangboom de Rosario
Por eso, y por todo lo que nos deja, querido
Oswal, por la legión de buenos historietistas que aprendieron el amor a este oficio con usted, por su obra monumental, por su
Tango en Florencia que me dedico de puño y letra, por haber estado cerca de un muchacho principiante y haberle mostrado aquellos grandes originales de
Sonoman y sus secretos con toda generosidad, usted sabe qaue no lo vamos a olvidar, que su ejemplo y enseñanzas nos guiarán hasta el final por el camino de la
Historieta y el
Dibujo. Por eso,
¡¡¡GRACIAS, MAESTRO!!!