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lunes, 20 de enero de 2020

1990, Columba, Marvel y después...

Copio la nota de mi blog "Confieso que he Dibujado", en la que relato cómo viví aquel año del que apenas han pasado... ¡tres décadas!:


1990 - Encuentros Cercanos - Columba - Una vuelta por los Estados Unidos

Este fue un año de grandes cambios y contrastes. Una invitación familiar me llevó a mediados de año a los Estados Unidos, la ciudad de Washington, precisamente, donde durante un mes y medio no hice más que pasear, conocer y almacenar experiencias muy felices, visitando museos, ciudades como Baltimore, Harpers Ferry, Rehobot y... ¡Nueva York, claro!







Al saber que viajaba, Antonio Presa, jefe de arte de Columba, me dio una mano extendiéndome un certificado de trabajo con la editorial, que me permitió pasar los filtros de la embajada yanky y cnseguir la visa. También Presa me insistió en que no dejara de visitar a las grandes editoriales neoyorquinas. Al final,  a pesar de que yo sólo pensaba pasear, me convenció.

 La estatua de la Libertad, allá abajo, vista desde las Torres Gemelas

El río Hudson, cruzado por el célebre puente de Brooklyn, desde la terraza del World Trade Center

Como resultado, me encontré en Nueva York con Luis Ángel Dominguez, veterano artista argerntino radicado allá, quien ya había ayudado a colegas como García López y Barreto. Él me condujo a la DC, donde me presentó a Dick Giordano y tuvimos una larga charla de la que salí cargado de libros y revistas (entre ellos el Ronin de Frank Miller) y promesas de trabajo. Ya que estábamos, me di luego una vuelta por la Marvel, donde el editor Don Daley me encargó una serie de ilustraciones de El Punisher. Sólo tardé seis o siete meses en hacerlas, ya que al regresar a Buenos Aires me esperaba muchísimo trabajo en el estudio de Jaime Díaz, pero acia fin de año cumplí y las envié.


 La casa en que vivió Edgar Allan Poe, en Baltimore

Realmente, conocer el trabajo de Miller, sobre todo el Dark Knight, me inspiró algunos cambios en mi trabajo, sobre todo en la diagramación, que se notaron en los siguientes Encuentros Cercanos que continué dibujando para Columba después del viaje.










Este episodio se publicó como historieta unitaria en la revista D'Artagnan Todo Color N° 117 de diciembre de 1990, cuando había terminado la avalancha de trabajo en los estudios de animación y me estaba dedicando a terminar las ilustraciones para la Marvel.


Esta historieta, muchos años después, me dio una alegría adicional, muy grande, al llamarme un día el mismísimo Osvaldo Viola, Oswal, querido creador de Sonoman y maestro indiscutido de la línea, para comunicarme que había presentado una de estas páginas a a sus alumnos como ejemplo de narración. No sólo un extraodinario artista, Oswal, ¡sino un ejemplo de generosidad y bonhomía! ¡Muchas gracias, MAESTRO!

lunes, 13 de enero de 2020

La Historieta Argentina Histórica y Gauchesca, tercera parte

En Noviembre del año pasado, la revista digital De Una Folklore, publicó la tercera y última parte del trabajo que he escrito hace algún tiempo sobre la Historieta Argentina Histórica y Gauchesca. Héla aquí:

LA HISTORIETA HISTÓRICA Y GAUCHESCA (3a parte)

23/11/2019
El auge en tiempos democráticos
Con el regreso a la vida democrática a fines de 1983, se produce un auge de la cultura nacional en todos los terrenos, incluyendo el “destape” que inundó los quioscos y librerías con argumentos más audaces, dibujos más explícitos y mucha pornografía. En el campo de la historieta histórica, algunos nos sentimos llamados a contar temas nuestros, y así fue como el diario La Voz, entre 1983 y 1985 nos cedió espacio en sus páginas para publicar diariamente una adaptación libre de la novela Juan Moreira de Eduardo Gutiérrez; y a continuación, las vidas de Manuel Dorrego, Facundo Quiroga y el Chacho Peñaloza. Abrevar en las obras de Enrique Pavón Pereyra, Manuel Gálvez, Fermín Chávez, Norberto Galasso y otros historiadores del campo popular , nos permitió a la vez que escribir los guiones, ir descubriendo “la otra historia” que los libros escolares nunca nos habían contado.
   Ediciones de la Urraca, que desde 1978 venía publicando con gran éxito la revista Humor Registrado, en 1984 da a luz Fierro, dirigida por Juan Sasturain. Desde su primer número incluye historias unitarias sobre la guerra de las Malvinas, con guiones de Ricardo Barreiro y varios dibujantes, y la serie La Argentina en pedazos, con adaptaciones de cumbres de la literatura argentina presentadas por Ricardo Piglia con distintos dibujantes; la primera de ellas, El Matadero, ilustrada por Enrique Breccia.
   Otros trabajos que aparecieron en esos años referían vidas y hechos de religiosos en la revista Pan y Trabajo, con guiones de G. Felgueras y dibujos de Alberto Caliva, Diego Navarro, Ramón Gil y Gaspar González. Y además:
−1984: “Carbajo, Ganzúa y Cía.” con guión de Julio Álvarez Cao y dibujos de Gerardo Canelo, en la editorial Columba;       
−1985: Aparece la revista tucumana Pucará, que aborda la historia argentina y latinoamericana en varias historietas, entre las que se destaca “Malvinera” (continuada en una segunda época de la revista, en 1990), escrita por Arturo Arroyo y dibujada por Jorge Soria;
−1986: “Historia argentina en acción”, publicada por la revista Billiken, de Editorial Atlántida,  ilustrada a color por Alberto Salinas;
−1986: “Bairoletto”, guión de Otto Miller y dibujos de Juan Dalfiume, Fierro N° 20.   
−1986: “Mate Cosido”, guión de Sergio Almendro y dibujos de Peiró, Fierro Nº 27.
−En la revista Comiqueando aparece “El Caballero Rojo”, con guiones de Toni Torres y dibujos de Mariano Navarro, quien luego proseguirá su carrera en revistas y libros recopilatorios. Algunas de las aventuras del personaje se entrelazan con la historia argentina;
−1987: “Evaristo”, serie sobre un duro pero honesto policía de los '60, por Carlos Sampayo y Solano López en la revista Fierro;
−1989: Tigre Hotel, libro de Pablo Zweig, rescata en la ficción la historia de un famoso sitio de encuentro de la oligarquía local.
Caída de las grandes editoriales
En 1988, Leopoldo Durañona, de visita desde Estados Unidos, donde residía, declara: “Hoy la historieta argentina no existe. Los grandes dibujantes se han ido”  (Cáceres, 2012: 119) y menciona también el condicionamiento que torturaba a muchos creadores a la hora de elegir qué historia contar: “La Guerra del Paraguay sólo puede interesar aquí, pero Los Ángeles Caídos me los llevé a los EE UU y los vendí a la Warren” (Cáceres, 2012: 115).
   En 1991, Breccia comentaba: “acá, un muchacho que tiene condiciones tiene que pensar que tiene que emigrar, tiene que tratar de vender sus trabajos en Europa [...]  tiene que dibujar a la manera de los europeos, al gusto de ellos. Tiene que usar temáticas que no son nuestras para recién poder sobrevivir, apenas” (Rebrote, 2004: 10).
   La década del '90 trajo el derrumbamiento de las ilusiones que había alentado el alfonsinismo, con una crisis económica que llevó a la entrega adelantada del gobierno al presidente electo. Menem se dedicó con ahinco a desguazar la economía del país y entregar a los capitales foráneos todo lo posible. Muchas industrias desaparecieron, y entre ellas, la de la historieta: las grandes editoriales Columba y Record no pudieron resistir la caída en la ventas, las subas en los costos y el cambio de hábitos de un público absorbido por la ola de superhéroes norteamericanos, encabezados por el Batman reciclado por Frank Miller. En pocos años, los comics estadounidenses, los mangas japoneses y las revistas españolas reemplazaban en los quioscos a D'Artagnan, Skorpio, El Tony, Nippur, Magnum, Fierro, etc. De pronto ya no existía una historieta nacional. Los dibujantes que lograron subsistir, lo hicieron dedicándose de lleno a trabajar para el exterior, y muchos dejaron de dibujar.
   Por un tiempo, el guionista Carlos Trillo, siguiendo el ejemplo de Record, republicó buena parte del material que producía para Europa con varios dibujantes, en la revista Puertitas. Entre ellas, las historietas de tema histórico, no ya argentino sino latinoamericano, "Fulu" y "Simón", ambas con dibujos de Eduardo Risso. No duró mucho tiempo este emprendimiento, que de todas maneras no respondía al gusto local sino al francés o italiano, tal como ocurriera antes con la editorial Record. Hablando sobre uno de sus trabajos con más raigambre en nuestra historia y literatura, Trillo constataba: “Ulises Boedo es la única historieta que no pude vender al mercado europeo... ¿Por qué? Porque no es para ellos, no la entienden, no tiene nada que ver más que con nosotros” (Ávila, 2008: 17).
  Europa venía al rescate de nuestros temas, pero desde su óptica, claro. En 1992, con motivo de los 500 años del llamado Descubrimiento de América, la editorial Planeta-Agostini publica una lujosa colección de libros, Relatos del Nuevo Mundo, en la que participan varios dibujantes y guionistas argentinos: Alberto Breccia y Carlos Albiac ilustran “El Dorado”, Enrique Breccia y Cristóbal Aguilar desarrollan “El descubrimiento del Pacífico, de mar a mar”. También Lito Fernández se hace cargo de uno de los libros. Son en total 25 volúmenes. En 1993, “El Gaucho”, creada en Italia por Hugo Pratt (guiones) y Milo Manara (dibujos), se publica en la Argentina en la revista Puertitas, aportando una interesante y algo desfasada visión de las invasiones inglesas. Pratt también aportaría una aventura de su personaje Corto Maltés, quien ya había deambulado por Latinoamérica y el Caribe en episodios que publicara entre nosotros la revista Skorpio en la década del '70, y que ahora aparecía en la Buenos Aires de los años '20, entreverado con rufianes de la Zwi Migdal y ex bandoleros yanquis como Butch Cassidy.
   Con algunas excepciones −como la colección Félix Luna te cuenta la historia, con dibujos de Rafael Segura sobre textos del conocido historiador, que la editorial Atlántida publicó en 1992−, todo parecía acabado, según sentenciaba Jorge Zaffino en 1996: “Hoy no existe la historieta nacional” (Cáceres, 2012: 123).
   Años después, se llegaba a la misma conclusión al ver la película documental “Imaginadores”, de Daniela Fiore, 2008, donde viejos y nuevos creadores añoraban el “paraíso perdido” de nuestra historieta, lamentaban un presente oscuro y auguraban un futuro sin esperanzas.

La historieta renace y se multiplica
Fue entonces cuando el interior del país vino en rescate de nuestro Noveno Arte. Ocupando todo espacio disponible en diarios, revistas y fanzines, empezaron a surgir nuevos creadores que, sin la gran escuela de la edad de oro pero con el mismo entusiasmo de los grandes maestros, empezaron a contar historias que los tocaban de cerca, que tenían que ver con su gente y su región. Por ejemplo: “Chubut es diferente”, que, con guión de Virgilio González y dibujos de Horacio Marras, contaba la historia del primer explorador de aquel territorio, Simón de Alcazaba, y la expedición de un grupo de colonos galeses, “Los rifleros del Chubut”, publicado anteriormente en el suplemento “Crónicas Regionales” del diario Crónica. En 1993 aparecía en Trelew “Los últimos días de San José”, con guión de Sergio Hernando y dibujos de Eduardo Rey. Carlos Casalla, residente desde hacía años en Bariloche, publicaba en 1994 su libro El gran lago, sobre la historia del lago Nahuel Huapí, editado por Ediciones Caleuche.
   En la primera década del siglo XXI se consolidan en el interior grupos que luchan por rescatar la historieta como medio de difusión de nuestra historia. UNHIL (Unión de Historietistas e Ilustradores de Tucumán) realiza “1806 Invasión” y “1807 Rendido un león”, sobre las invasiones inglesas, con guiones de Max Aguirre y dibujos de César Carrizo, Segundo Moyano, Néstor Martín y otros; la colección Aquí Mismo, escrita y dibujada por gente de Villa Constitución −el historiador Hugo Goicochea− y San Nicolás −el dibujante Marcos Vergara y el grupo Aquelarre−, aporta una visión renovadora de la historia nacional, con el apoyo de organismos del gobierno de la provincia de Santa Fe. También aparecen los libros de Batallas argentinas, escritas por Armando Fernández con dibujos de Castro Rodríguez, publicados por Deux.
   Una colección de libros en colores conducida por el historiador Felipe Pigna y dibujada por Miguel Scenna, editada por Planeta, comienza a llegar a los estantes de las librerías. Se suma el infatigable Casalla con Cabo Savino, libro editado en Bariloche en 2003, que recopila varias aventuras de su célebre personaje, y en 2004, “Piedrabuena”, y “Francisco P. Moreno”, tiras pertenecientes a la serie “Los pioneros del sur” publicada por el diario Río Negro, son compiladas en libro por Editorial Coirón.
   En 2006 resurge Fierro, como suplemento del diario Página 12, lo que la pone a salvo de depender de las ventas y le permite publicar  a viejos y nuevos autores; incluye algunos trabajos influidos por la estética francesa, hechos para aquel mercado o con la idea de ofrecerlos allá, y se destacan otros con raíces bien locales, como “Tango” de Miguel Rep, o “Barrio Gris” de Micas y Spósito. El diario patagónico Noticias de la Costa publica entre 2006 y 2008 la tira “Los grutynos”, con guiones de Beto Noy y el que suscribe, y dibujos de Ramón Gil y Raúl Barbero, sobre personajes ficticios que en un pasado remoto interactúan con templarios y piratas en el norte de la Patagonia. En 2009, desde Europa, llega Gardel, lujoso libro de Sampayo y Muñoz.
   El periodista especializado Fernando Ariel García nos recordaba: “Desear saber es una forma de amar −escribió Álvaro Yunque. Y sin amar a la Argentina, los argentinos no serán capaces de hacer historia argentina. Porque hacer historia es trabajar para el progreso y la libertad del pueblo donde se vive. Lo mismo vale para la historieta” (UNHIL, 2006: 6).
   Acompañando la recuperación del pensamiento nacional a partir del gobierno de Néstor y Cristina Kirchner, que vuelven a encauzar a nuestro país en la senda de la unidad latinoamericana, año a año se van multiplicando las publicaciones sobre temas históricos, argentinos y de la Patria Grande, que encuentran entusiastas lectores y artistas dispuestos a dedicar su talento a una notable explosión creativa. Ya no reina sólo el pensamiento eurocéntrico que nos paralizaba y que ha primado hasta en los maestros del género, como se ve en la anécdota de uno de nuestros grandes guionistas ante un joven venezolano orgulloso de editar una revista destinada a difundir a los autores de estas tierras:  "Carlos Trillo... estuvo un buen rato observando la primera edición de Étnica mientras tomábamos un café... y me comenta: ‘¿Por qué no invertiste tu dinero en un viaje a una convención en Europa para hacer contactos con editores y mostrar tu trabajo por allá? Esto que tú hiciste es un lujo, que en Argentina sólo algunos se lo dan. ¿Tú eres millonario, me imagino?’" (Rodríguez, 2011, editorial).
   Llegamos así al año 2010, Bicentenario de la Revolución de Mayo. Como parte de los festejos, la Dirección de Industrias Culturales de la Secretaría de Cultura de la Nación edita un libro especial, La Patria dibujada, en el que colaboraron muchos de los mejores dibujantes y guionistas argentinos, contando los momentos más importantes de nuestra historia; al mismo tiempo, en la ciudad de Rosario, se inaugura una muestra en el Monumento a la Bandera, que a través del trabajo de artistas de todo el país mostraba el desarrollo de los 200 años de historia nacional. En el campo educativo, desde 2009 el artista y profesor César Carrizo y su grupo UNHIL desarrollan el programa “Socializar la historieta”, con cursos de capacitación para docentes en Tucumán y otras provincias.
Vientos de cambio
A fines de la primera década del nuevo siglo, La Duendes, una editora formada en los '90 por varios artistas patagónicos, liderada en Comodoro Rivadavia por Alejandro Aguado –historietista, fotógrafo y docente, autor de varios libros sobre historia de la Patagonia−, comienza a través de Internet la difusión de las creaciones de autores argentinos y latinoamericanos. Desde 2010 editan libros compilando los trabajos que venían apareciendo en su blog “Historieta Patagónica”; en el campo histórico, el primero fue nuestro “¡Juan Moreira!”, seguido por “Walicho”, con guión y dibujos de Fer Gris sobre cuentos de W. H. Hudson; al año siguiente, una nueva historieta del Cabo Savino, escrita y dibujada por Casalla, “Episodios patagónicos” de Alejandro Aguado, y “A través de los Andes” de Mariano Antonelli.
   En 2010 aparece un original libro de historietas sobre la participación femenina en las luchas de la independencia: La Patria también es mujer, publicado por Las Juanas Editoras. En 2011 se constituye “El Club de la Historieta en Internet”, suplemento virtual creado por la agencia noticiosa oficial Telam, con la intención de proveer material nacional a los diarios del interior. Entre sus producciones se encuentra “Felipe Varela viene”, dibujada por Lito Fernández con guión de Mariano Buscaglia. Al cumplirse el 30° aniversario de la guerra de las Malvinas, en 2012 se publica el libro Malvinas, lujosamente editado por Fundación TAEDA, con guiones de Armando Fernández y dibujos de Alberto Caliva, Sergio Ibáñez y Castro Rodríguez.
   La Biblioteca Nacional y la Comisión Nacional de Bibliotecas Populares (CONABIP) comenzaron a organizar en 2010 un concurso de historieta para autores noveles, siempre con gran número de participantes, donde no han faltado buenos trabajos de tema histórico y gauchesco. Los ganadores se compilaban en un volumen distribuido gratuitamente durante la entrega de premios y festejos del Día de la Historieta, el 4 de septiembre, en homenaje a la fecha de aparición de la revista Hora Cero y la historieta “El Eternauta”.
   En el transcurso del año 2012, La Duendes continúa transitando el sendero de los temas históricos, publicando Cabo por siempre, un nuevo libro con homenajes al Cabo Savino por varios guionistas y dibujantes, El facón de Almanegra con guiones de Oenlao y dibujos de varios artistas, entre ellos el colombiano Henry Díaz, y Evocando historietas, libro con notas y entrevistas realizadas a varios historietistas −algunos de ellos bastante olvidados por la "historia oficial", como Magallanes o Balbi− por el escritor Germán Cáceres entre 1988 y 1996. Otras novedades: 1812, La batalla de Tucumán, con el auspicio de la municipalidad de Tucumán, realizada por la UNHIL, y La Vuelta de Obligado, tomo II de la trilogía La Guerra del Paraná, historieta que escribimos y dibujamos en equipo con Felipe Ávila y el estudio Géminis, publicada por Ediciones Fabro.
   En 2013, abundantes publicaciones muestran un auge prometedor de la historieta histórica nacional. La Duendes lanza Malvinas, en homenaje a los que lucharon por la recuperación de las islas en 1982, a cargo de distintos autores;  y Tehuelches, con guiones de Oenlao y varios artistas, dedicado a recuperar leyendas del sur argentino. También La milonga de Orquídeo Maidana, 30 Años, libro recopilatorio de nuestro personaje humorístico tanguero, creado en 1982 en la revista Caras y Caretas y continuado en forma de tira en 1985 en el diario La Voz.  “Tortas fritas de polenta”, un trabajo del dibujante Fuchi Bayúgar, sobre textos del ex combatiente de Malvinas Ariel Martinelli, apareció completo (74 páginas) en la revista Fierro N° 78; a la vez, en Francia aparece el tercer tomo de Néstor Barron y Walther Taborda, El cielo pertenece a los halcones, serie sobre la guerra aérea en las Malvinas, todavía no publicada en nuestro país.  El origen del viento, de Germán Pasti, Omar Hirsig y Federico Rodríguez, aporta la versión en historietas de las leyendas de Tierra del Fuego. Por su parte, la colección Aquí Mismo, de Santa Fe, llega al tercer tomo, mientras Alejandro Aguado sigue publicando nuevos “Episodios patagónicos” en la revista Noche Polar. El blog “Historieta Patagónica” viene subiendo “Martín Toro”, nueva versión de este antiguo personaje por Morhain y Edgardo Bernoy,  “Santos Cruz”, del múltiple artista uruguayo William Gezzio, y nuestro “¡¡Facundo!!”.
   En 2015 aparece el libro especial de la revista pampeana HB, con la recopilación de las aventuras de Frontier Piche, un personaje de Martín Viñes que visita diversos temas gauchescos tradicionales y se encuentra con mitos históricos como Facundo Quiroga, Juan Moreira y Vairoleto. También La Duendes publica nuestro ¡¡El Chacho!!
   En 2016, La Duendes publica la segunda edición, ampliada, de Homenaje a Malvinas.
   En 2017 Ediciones Fabro publica Victoria en el Paraná. Después de Obligado, tercera parte de la trilogía La Guerra del Paraná.
   En 2018 aparece Historias de Patagonia, de La Duendes, con una selección de historietas relacionadas con el sur argentino.

Un vistazo al continente
De los países hermanos de Latinoamérica, donde la temática histórica también viene siendo cultivada con entusiasmo cada vez mayor, sólo mencionamos algunos buenos ejemplos que han llegado a nuestro conocimiento últimamente.
   Bolivia: “Super Cholita”, heroína muy popular en lucha contra los enemigos del pueblo boliviano, creada por Rolando Valdez;
   Chile: 1986: Recuerdos subversivos, de Juan Vázquez, sobre la resistencia a la dictadura militar que derrocó a Salvador Allende, 2006;
   Costa Rica: Leyendas costarricenses, de Oscar Sierra Quintero y Ronald Díaz, expone las antiguas historias de la tradición oral en forma de atractivas historietas. La Pluma Comic, 2011;
   Cuba: Elpidio Valdés, una exitosa creación del animador Juan Padrón, que luego pasó al dibujo animado. Revista Pionero, 1970;
   Ecuador: Manuelita Sáenz y Simón Bolívar, una batalla de amor, editado en Guayaquil, con el auspicio del Consulado del Perú; por Juan Carlos Silva (Perú), Mauricio Gil (Ecuador) y Nelson Zuluaga (Colombia);
   México: La interminable conquista de México, entre tantas obras que ha producido Rius, maestro del humorismo político en su larga carrera;
   Paraguay: 1811, sobre la independencia paraguaya, escrito por Robin Wood y dibujado por Roberto Goiriz, publicado por el gobierno paraguayo, 2011;
   Perú: El origen de los Incas, de Juan Carlos Silva y 44 artistas;
   Uruguay: Los últimos días del Graf Spee, del guionista Rodolfo Santullo y el dibujante Matías Bergara, Estuario editora, 2008; Cardal, de Martín Betancor y Dante Ginevra, y Bernardina hacia la tormenta, publicados por El grupo Belerofonte, 2012;
   Venezuela: Étnica Producciones ha publicado recientemente el libro Bolívar, Sueños de Libertad, de Edixon Rodríguez y Alesky Aguilar. En la revista Étnica, que aboga por una temática latinoamericanista y la unión de artistas de nuestros países en un proyecto común, publican argentinos, chilenos, mejicanos, peruanos, venezolanos, etc. En agosto de 2013 aparece Campaña Admirable, creación de José y Alberto Sierra Quintero para Ediciones Correo del Orinoco, con el auspicio del Ministerio del Poder Popular para la Comunicación y la Información del Gobierno Bolivariano.
Algunas conclusiones
La historieta nació en Estados Unidos, desde donde sus tiras llegaron a nuestros países inundando diarios y revistas, pero también constituyeron un ejemplo a seguir y del cual aprender para nuestros dibujantes. Con el tiempo, se fueron consolidando dos escuelas entre quienes se dedican a este Noveno Arte: la mayoría, deslumbrados por la calidad de los artistas norteamericanos o europeos, los imitaron, y si los más talentosos lograron crear un estilo propio, igualmente continuaban contando historias desde la óptica del creador extranjero, que parecía la única posible;  por otra parte, una minoría, aprendiendo la técnica de grandes maestros como Alberto Breccia, Héctor Oesterheld, Hugo Pratt, José Luis Salinas y otros, se inclinaron por contar historias que tuvieran que ver con nuestra realidad. En lugar de ilustrar las aventuras de un detective neoyorquino o un previsible cowboy, mostraban a un aindiado policía porteño, como el Evaristo de Sampayo y Solano López, o gauchos como Savino o El Huinca. Un día, no hace mucho, escuchamos al gran Carlos Casalla decir lo que tomamos como un mandato: “¡No quiero ser el último que dibuje gauchos!”
   Para llegar a los lectores, había que incorporar a nuestras historias la acción y el dinamismo que caracterizan a las buenas historietas foráneas. Tal vez por la educación que recibimos, en la que todo lo bueno se suponía venir de afuera, hasta los mejores guionistas y dibujantes se quedaban a mitad de camino en cuanto a crear héroes capaces de temerarias hazañas dignas de emular, ya que eso parecía quedar bien sólo en los del hemisferio norte. Esto era visible en las historietas gauchescas donde, como polo opuesto a los cowboys siempre vencedores, limpios, arrogantes y bien montados, se dibujaban gauchos andrajosos, sucios y cabalgando matungos patéticos, en pos de un realismo que ningún lector le pide a la historieta. De esa manera se fijaba una imagen "perdedora" del gaucho, estaqueado, perseguido, incapaz de cambiar su destino, contribuyendo a deprimir nuestra imagen como pueblo. Al mismo tiempo que se nos presentaban como modelos invulnerables superhéroes, intrépidos marines, mortíferas heroínas, despiadados agentes anglosajones, llenos de músculos, inteligencia y cada vez menos escrúpulos.
   A la hora de cambiar esto, un ejemplo a tener en cuenta nos lo dio Hugo Pratt −un italiano que residió muchos años en la Argentina− con su personaje Corto Maltés, en varios episodios magníficos de ambientes históricos caribeños y latinoamericanos, revelando una temática fascinante y finalizando con la incursión por Buenos Aires, siempre en un marco de gran calidad narrativa, poética y fantástica.
   El desafío que en su momento traté de plantear en mi Juan Moreira, al dibujarlo en clave "prattiana" −dibujo moderno, acción ágil y fluida, madurez en los guiones−, es contar nuestras historias con protagonistas admirables, "ganadores" pero no solitarios ni con fines puramente individualistas, sino, como decía Oesterheld, "héroes en grupo", al servicio de su comunidad. Bastante malos ejemplos les dan a nuestros hijos la realidad, los video-juegos y la televisión. Que los nuevos creadores reflejen en sus obras la visión "de acá", en lugar de trabajar pensando si les gustará a o no a los franceses, los italianos o los estadounidenses; lo importante es que les guste, lo entiendan, les llegue y les sirva a nuestros hermanos argentinos y latinoamericanos; que nos dejemos llevar por nuestra propia historia, como decía irónicamente Francisco Solano López: “Y sí, no podemos con el genio, y corremos el riesgo de dejarnos llevar por los malos pensamientos de nuestra Memoria Colectiva, siempre tan mala consejera...!” (50/30, 2007: 93).
   Por último, otro desafío nos aguarda: crear héroes que trasciendan las fronteras de nuestros países. Si, como dijo el historiador J. Abelardo Ramos, la nuestra era “la Nación sin historia”, podemos hacer que sea, al menos, una “Nación con historietas”. Pensando en una Latinoamérica unida, en la Nación de repúblicas que soñaban los libertadores, en la que todos seamos compatriotas, en castellano y en portugués, creando personajes o rescatando héroes olvidados en lucha contra los enemigos comunes del continente, decididos a conquistar la libertad y la independencia para todos: el mejor tesoro que hay que seguir buscando. Y en este terreno, la historieta tiene todavía mucho que aportar.
Fuentes consultadas
Ávila, Felipe, Oesterheld y después. Herederos del Eternauta, Buenos Aires, Ediciones Rebrote, 2008.  
Ávila, Felipe, Malvinas. Hombres de honor, Catálogo de la muestra-homenaje auspiciada por el Banco Provincia de Buenos Aires, 2009.
Cáceres, Germán, Evocando viñetas, Comodoro Rivadavia, La Duendes, 2012.
50/30. 50 Años con El Eternauta, 30 Años sin Oesterheld, catálogo de la muestra realizada en 2007, coordinada por Mariano Chinelli y auspiciada por el Ministerio de Educación y la Presidencia de la Nación.
Revista Rebrote N°1, Buenos Aires, Ediciones Rebrote, 2004.  
Revista Superhumor N° 3 (1980), y N° 7 (1981), Buenos Aires, Ediciones de la Urraca.
Rodríguez, Edixon,  Étnica, Antología de historietas latinoamericanas, volumen 2, Maracay, Venezuela, Étnica Producciones, 2011.
Trillo, Carlos y Guillermo Saccomanno, Historia de la historieta argentina,  Buenos Aires, Ediciones Record, 1980.
UNHIL, Unión de Historietistas e Ilustradores de Tucumán, 1806 Invasión. A 200 años de las invasiones inglesas, Tucumán, Thalos, 2006. 






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