Allí estuve, tras atravesar la imponente Cordillera de los Andes por primera vez, a bordo de un avión junto con un viejo compañero del estudio Jaime Díaz, Khato, y el joven platense Wally Gómez, a quien conocí personalmente ahí mismo en el aeropuerto de Ezeiza.
Al llegar, con una gentileza que no lo abandonó nunca, nos esperaba don Miguel Ortiz, el organizador de la ambiciosa muestra. Tras almorzar en el elegante hotel Foresta (casualmente, propiedad de un dibujante chileno), fuimos llevados a recorrer los lugares más interesantes de Santiago. Se sumó al grupo Miguel Alva Marquina, el carismático periodista mejicano responsable del importante sitio web: Cultura Comic. A partir de ahí fuimos un cuarteto inseparable.
Una sorpresa en el hotel Foresta: un cuadro de Raúl Manteola, el célebre dibujante chileno que desarrollara una amplia carrera artística en nuestro país.
El Majestuoso edificio de la Universidad Católica
Al día siguiente, empezamos a "trabajar". Cada dibujante disponía de un prolijo y espacioso stand en donde exponer sus obras. Debo agradecer la ayuda de mis compañeros, quienes, poniendo a mi disposición sus pendrive y sus notebook, me permitieron bajar de internet algunos de mis trabajos para exhibir.
Luego de la inauguración, poco a poco fue llegando el público y todo se hizo vertiginoso: charlar con la gente, dibujar patos y más patos, conocer a los colegas chilenos y la calidad de sus trabajos. Por la tarde llegó un viejo amigo desde que empezamos casi juntos en Columba, Rubén Meriggi, quien prefirió cruzar la cordillera en ómnibus.
Meriggi, Wally, Ortiz, Alva Marquina, Massaroli y Montané
Los dos días siguientes fueron parecidos: llegar temprano a la mañana, alternar los dibujos para el público con las conversaciones entre dibujantes, tomando conocimiento de lo mucho y bueno que se hace de aquel lado de la cordillera.
Foto cortesía de CulturaComic
Con el historietista chileno Juan Vásquez
Un dúo dinámico y latinoamericano: el Capitán Chile y Rubén Meriggi.
Un dúo dinámico y latinoamericano: el Capitán Chile y Rubén Meriggi.
Con Fyto Manga, cuyo apellido nos da la idea de cuál es su especialidad.
Méjico y Argentina con las dos Danielas: Montané y Gallardo, bellas representantes de la ilustración chilena.
Con el dibujante uruguayo Diego Jourdan.
Se sucedían las charlas públicas, entre ellas, la que me tocó desarrollar junto a Rubén, ante el vivo interés de la gente, que demostraba conocer ampliamente el mundo del comic y la historieta latinoamericana. Mi vecino de stand resultó ser nada menos que Raúl Bratesco, un experimentado profesional que colaboró con el célebre dibujante chileno Vicar ilustrando miles de páginas de historietas de patos para la misma editorial que yo, Egmont, durante más de 30 años.
Arriba: Bratesco en primer plano, con otros dibujantes chilenos y argentinos, saliendo de la muestra.
Hubo también otras actividades, como un concurso de cosplay que mereció las alabanzas del conocedor Rubén (es uno de los organizadores de Animate en Buenos Aires), y una muestra especial de la obra de Etienne Schredder, auspiciada por la embajada de Bélgica. Resultó interesante comprobar la permanente influencia de Alberto Breccia en los dibujantes europeos: Schredder reconoció sin ambages haber estudiado profundamente la obra del genial rioplatense.
Con el historietista belga Etienne Schredder
El saldo del evento fue muy favorable. Tal vez faltó un poco de difusión, pero quedó una experiencia muy positiva que, seguramente, redundará en una segunda Expo Comic en 2010 corregida y aumentada, con todo el brillo y el éxito que sus esforzados organizadores y el público chileno se merecen.
Tres argentinos sobre el cerro Santa Lucia. Abajo, la sede de la Expo-Comic
Con los amigos chilenos que nos guiaron amablemente a través de Santiago, en el cerro San Cristóbal.
Aún dispusimos de un día más para subir a los cerros que ornamentan la bella ciudad de Santiago y el lunes a la noche regresamos en un vuelo que se nos hizo muy corto. Traía conmigo un par de botellas de buen vino chileno, cortesía final del incansable Miguel Ortiz (una era para entregarle a Rubén, que había regresado antes, por tierra), un cuantioso botín de libros y revistas que me fueron generosamente obsequiados,entre ellos el del famoso Capitán Chile o el excelente 1986 de Juan Vásquez, un libro de Daniela Gallardo, un Digger de Diego Jourdan, un voluminoso catálogo-libro con más de 100 dibujantes chilenos, dibujos autografiados de Fyto Manga, Huemulín, una remera con un dragón (mi signo), pintado a mano por Daniela Montané......un cansancio de aquéllos, después de cinco días de febril actividad y el corazón lleno de gratitud por tantos y tan emocionantes recuerdos que atesoraré toda la vida. ¡Gracias, don Miguel, gracias, amigos trasandinos, gracias, Chile!
te felicito por tu trayectori groso!!! un abrazo
ResponderEliminarGracias, Nelson!
ResponderEliminarSi no me equivoco, nos conocimos en el estudio de Jaime Díaz... eh?
Bienvenido al blog!