Foto de Soledad Quiroga
Por razones de espacio, algunas de mis respuestas no salieron completas, por lo que me parece interesante publicar aquí el texto completo:
1 - Cuál es la diferencia de abordar la historia y transmitirla desde el formato tradicional, es decir, el relato a través de un texto publicado en un libro o revista, que hacerlo desde un género como la historieta. Cuál es el objetivo de este emprendimiento.
La diferencia fundamental es el público al que va dirigida la obra. Mientras que los libros o revistas de historia tienen lectores entusiastas y conocedores pero reducidos, la historieta convoca a mucha más gente de todos los niveles culturales y sobre todo, a los jóvenes, hoy en día, los menos propensos a detenerse a leer un libro lleno de datos y detalles. La historieta encara la historia desde el punto de vista de la acción y la aventura y por lo tanto, es mucho más capaz de atraer la atención y de esa manera, transmitir una serie de conocimientos casi imperceptiblemente. Además, deja al lector con ganas de "saber más" sobre el tema, una vez concluída la lectura de la historieta, con lo que se lo motiva a que acuda, ahora sí, a los libros.
Otra diferencia es que uno se siente mucho más libre para intercalar personajes y situaciones ficticias dentro de los hechos reales, con el fin de que haya un hilo narrativo a través de situaciones y lugares muy diferentes y un mayor dinamismo en la historia. Eso lo descubrí cuando dibujaba la vida de Dorrego, donde me ceñí totalmente a los hechos históricos y sentí que hacía falta algo más. Finalmente, en la Vida de El Chacho descubrí que se trataba de crear una historia paralela, con personajes de ficción que interactúan permanentemente con los verdaderos; eso mismo hice ahora en La Vuelta...
2 - ¿El cambio de género, del texto a la historieta, supone también la búsqueda de otro público para la historia?
Sí, a eso me refería. La idea es llegar a grandes y chicos a todos los que por ahí se interesan por nuestra historia y sus héroes, pero que no frecuentan los libros comunes. Si bien hoy en día autores como Pacho O'Donnell o Hernán Brienza han encontrado maneras mucho más entretenidas y hasta poéticas de contar la historia, la historieta sigue teniendo la ventaja de la imagen, que no sólo habla por sí misma, sino que se graba en la memoria y el inconsciente con mucha fuerza.
3 - ¿Por qué creen que es necesario ampliar los formatos para transmitir la historia? ¿Y por qué se ha elegido la gesta de Vuelta de Obligado?
En mi caso, lo vengo haciendo desde hace mucho tiempo, desde que adapté a la historieta el Juan Moreira de Gutiérrez siguiendo con la vida de Manuel Dorrego, Facundo y el Chacho Peñaloza, todas historietas que publiqué en el diario La Voz en los '80s. La editora patagónica La Duendes ha publicado como libros los dos primeros a partir de 2010, y pensamos seguir hasta completar la serie.
La Vuelta de Obligado era un tema pendiente desde siempre, ya que he nacido y me crié en Villa Ramallo, muy cerca de donde ocurrieron los hechos. Cuando Fabián D'Antonio, director de Fabro Ediciones, me convocó a escribir y dibujar esta acción tan gloriosa como desconocida de nuestra historia, no lo podía creer: era MI tema. La colaboración de Felipe Ávila, en el pasado a tinta, mapas y tapa y varios de mis antiguos compañeros del estudio Géminis fue muy importante para el resultado obtenido.
¿Por qué contar La Vuelta de Obligado en historieta? Primero, porque nunca se hizo de manera amplia, con la magnitud que el tema requiere. Segundo, porque es un momento de interés por el tema, dada la reivindicación que ha hecho el actual gobierno de aquella gesta, inaugurando un momumento nuevo, restaurando el lugar de la batalla, conviertiéndolo en un hermoso parque con museo y todo, y rescatando del olvido a figuras como Petrona Simonino, una valiente mujer nicoleña que dirigió a muchas otras en plena batalla, arriesgando su vida por auxiliar a los heridos e, incluso ayudar a los artilleros. Tercero, todo lo que se haga para contrarrestar la avalancha de películas, series de TV, video-juegos, novelas e historietas foráneas, debemos hacerlo, para mostrar que "la aventura no es sólo anglosajona", parafraseando a Charlie García, que podemos tener héroes "ganadores", entretenidos y portadores de valores humanistas que se echan de menos en la cultura materialista y egocéntrica que nos llega de afuera.
4 - Ariel Dorffman y Armand Matelart analizaron la utilización de un género como la historieta para la transmisión de determinados valores, es decir como instrumento de difusión ideológica. En base a aquella experiencia en Chile durante el gobierno de Allende se intentó generar productos similares para transmitir otro modelo diferente, pero los resultados artísticos fueron muy pobres. ¿Cómo se equilibran la necesidad de transmitir un mensaje con la calidad artística del soporte, en este caso una historieta?
Creo que para que eso no ocurra, uno no tiene que olvidarse de que está haciendo historieta, y por lo tanto, descartar los largos párrafos llenos de lugares y fechas o los discursos panfletarios. Hay que darle prioridad a la acción, es decir, que la historia se cuente por sí misma, como en el cine. Lo más importante es que el personaje "viva" en los cuadritos de la historieta, que se slo sienta repirar. El resto, la calidad, no tiene que ver con el tema sino con lo que que uno trae desde siempre o no para aportar. El hecho de que éste sea un tema que me entusiasma profundamente, influye seguramente en el nivel del producto final.
5 - ¿Tienen proyectado editar nuevas historietas abordando otros hechos de nuestra historia?
Claro que sí. Cuando empecé a investigar sobre La Vuelta de Obligado, fui descubriendo infinidad de hechos relacionados, antecedentes más que interesantes y consecuencias posteriores insospechadas, que me llevaron a proponerle a Fabián no quedarnos sólo en Obligado, sino contar toda la Guerra del Paraná, como se denomina actualmente aquel conflicto. Una confrontación que comenzó con el robo de nuestra flota por parte de una poderosa escuadra anglo-francesa, frente a Montevideo, y terminó con la paliza que les dieron los nuestros en la Angostura del Quebracho en 1846, cuando se fueron para no volver. O sea que finalmente la Patria salió victoriosa de la contienda, y esto merece divulgarse. Por lo tanto, está en marcha una trilogía, de la que La Vuelta de Obligado, el libro del que estamos hablando, será el segundo volumen.
También Felipe tiene proyectos muy interesantes a desarrollar, como volver a ilustrar guiones poco conocidos de Héctor Oesterheld sobre temas históricos. En la revista Terquedad, publicada por Fabro, he comenzado una sección de historieta llamada Tercos de la Historia Nacional. Estoy contemplando con un guionista amigo llevar a la historieta la vida del coronel Isidoro Suárez, que hizo toda la guerra de la Independencia con los granaderos, la guerra con el Brasil, etc. Algo que me gustaría mucho es volver a tener la oportunidad, como en el diario La Voz, de publicar diariamente una página o tira con la vida de héroes que me han quedado en el tintero, como el Almirante Brown, Artigas, Juana Azurduy, Felipe Varela, el comandante Andresito, López Jordán, luchadores latinoamericanos como Sandino, Zapata o Pancho Villa, José Martí, en fin, ¡hay mucho por hacer!
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