A poco de llegar, la llegada de una pareja de amigos ramallenses me trajo la alegría del recuerdo del "pago"
La asistencia de Martha Barnes, gloria insdiscutida de nuestra historieta, puntal de Columba durante décadas, una de las pocas mujeres que se han destacado por su trabajo y no sólo por su sexo en este duro campo de los cuadritos, me dio la oportunidad de compartir la mesa con ella. ¡Un gran honor y un gusto muy grande!
Sólo faltaba Felipe Ávila, y, aunque demorado, llegó justo a tiempo para comenzar la charla
Verónica nos presenta. Tanto ella como toda la gente del Museo tuvo una permanente buena onda para todos nosotros, que hizo que nos sintiéramos muy cómodos, muy "entre amigos".
Martha crea de inmediato un clima cálido y alegre. No hace mucho fue distinguida por la Biblioteca Nacional y la CONABYP por su aporte a la historieta argentina
Felipe hace gala de su reconocida capacidad para conducir una mesa de debate. Su colaboraci´+on fue muy importante; no olvidemos que es el conductor de Rebrote, el sitio que rescata lo mejor de la historieta nacional
Entre el público, no faltaron colegas y amigos de toda la vida: Gaspar González, Alberto Caliva, Beto, José Colamussi, Alejandro Tempesta...
La animada charla contó con el concentrado interés de los asistentes, motivados por la fascinación que causa la revelación de los secretos de nuestra historia, en este caso, a través de la historieta
Los bailarines Esmeralda y Maxi pusieron un brillante broche de oro a la jornada con dos tangos de mi flor: Quejas de Bandoneón y La Cumparsita.
¡La Vieja Guardia no se rinde!: Colamussi, Rubén Galusso, Massaroli, Caliva y Gaspar
Como suele suceder: las cosas no salieron exactamente como estaban planeadas: originalmente, la cooordinación iba a estar a cargo de Alejandra Márquez y me iba a acompañar en la charla el escritor Pablo Hernández, pero diversos inconvenientes nos salieron al paso, y finalmente ocuparon su lugar en la mesa Felipe y Martha Barnes. Estuvo lindo, con el encanto de la espontaneidad que suele tener lo imprevisto. Desde aquí, mi agradecimiento a estos dos entrañables amigos, a quienes estaban convocados y no pudieron llegar, a Verónica, que se vino con su bebé de un mes para no dejarnos solos, a la gente del Museo que nos atendió de primera, y a todos los que nos acompañaron con su atención e interés, no sólo por nosotros, sino también por la difusión de nuestra historia nacional, la verdadera, a través de mis historietas: Fusilen a Dorrego, La Vuelta de Obligado, Juan Moreira, y, ya en el terreno humorístico, Orquídeo Maidana. No olvido a los jóvenes y prometedores bailarines Esmeralda y Maxi, que generosamente accedieron a cerrar el evento con una magnífica exhibición de su destreza tanguera que hubiera hecho las delicias de Orquídeo.
¡Muchísimas gracias a todos!
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