lunes, 18 de julio de 2016

Recordando Wildfire, hace 30 años, en los estudios de Jaime Díaz



El estudio de Jaime Díaz Producciones empezó 1986 trabajando intensamente. En la sección de layouts, bajo la supervisión de Armando Dacol y Manuel Cativa, series como Rambo y Chuck Norris reclamaron más dibujantes "serios", principalmente los provenientes de Columba, como  Sergio Mulko, Carlos Leopardi, Alberto Saichan, Roque Vitacca, Andrés Klacik y hasta el mismo Daniel Haupt, uno de aquellos gloriosos 12 Famosos Artistas de la Panamericana de Arte, pasaron por allí, sin olvidar a glorias como Héctor Torino, Jesús Balbi, Mannken (Víctor Braxator), Chiche Medrano, mi antiguo "jefe", y el joven Carlos Meglia, ya un fuera de serie.

 
Primer episodio de Wildfire

 Armando Dacol analizando modelos de personajes con Jaime Díaz

Massaroli, Balbi, Mulko y Caliva después de una noche de cierre

Un buen día supimos cuál iba a ser nuestro trabajo el resto del año: una serie nueva para Hanna-Barbera con un personaje llamado Wildfire, una hermosa yegua con el poder de transportarse y transportar a su dueña a un mundo paralelo donde ocurrían aventuras maravillosas. Los modelos de los personajes  eran impactantes y estaba claro por qué nuestro equipo había sido elegido para hacer los layouts: se trataba de un estilo realista, del tipo "espadas y dragones", que por lo visto, tenía toda la intención de competir con el exitoso He-Man. ¡Los dibujantes provenientes de Columba estábamos en nuestra salsa!

 Leopardi viendo dibujar a Díaz

 En la mesa de animación de la que salieron tantas escenas

El supervisor, Armando Dacol, distribuía las escenas entre los dibujantes según la capacidad de producción de cada uno. Eso hizo que generalmente el infatigable Klacik se llevara la mayor parte. Por un tiempo se encargó de dibujar los fondos, con gran calidad, el dibujante Ingo Elfers, antiguo ayudante de Medrano.

 Carlos Leopardi en su mesa de trabajo

Con Torino y Leopardi, tras una dura jornada en Jaime Díaz Producciones.

  Se ganaba bien, se estaba entre amigos. Quedan los recuerdos. Muchos, como por ejemplo aquella noche en que nos quedamos a cerrar una entrega y terminamos pintando con unos acrílicos carísimos que había traído Jaime Díaz de USA, y  mientras Balbi acometía la imagen de un tren cortando el horizonte ante el asombro de Mulko, Leopardi le decía: "Más luz, maestro, más luz..." Mannken, no abandonaba su tablero, pero acompañaba con aquella típica sonrisa irónica que Leopardi supo captar en un rápido apunte a gran tamaño, en donde exhibía su técnica publicitaria. O aquel duelo de bollos de papel de oficina a oficina entre Meglia y Vitacca contra Caliva y quien escribe, imprevistamente interrumpido por un pesado frasco lleno de lápices arrojado por Medrano, que por suerte no aterrizó sobre ninguna cabeza. O aquel loro tropical instalado sobre el marco de la puerta, al que algunos dibujantes al pasar,  no le mezquinaban mimos y otros, insultos. En fin... ¡qué tiempos aquéllos!

Tuve el privilegio de bocetar muchas de las escenas de Wildfire que Balbi luego terminaría con su trazo preciso, indestructible, genial. ¡Qué orgullo haber trabajado con semejante maestro y contado con su amistad!



Dibujamos ese año los 13 ó 14 episodios de Wildfire completos, de cabo a rabo. Cientos de escenas en cada uno a razón de un episodio cada dos semanas .Fue muy bueno mientras duró. Allí, en la planta baja de Perú al 500, se creó un gran clima de camaradería entre los historietistas "exiliados" en aquel hospitalario estudio de animación.  Con el tiempo, gracias a la magia de internet, nos enteramos que se convirtió en una serie de culto en muchos países... Pero esa ya es otra historia.

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