lunes, 29 de marzo de 2021

28 de Marzo de 1971. Diario de la Aventura

 Domingo 28 de Marzo

Va a tener que seguir aguardando... Anoche volví y esta noche me voy de nuevo. Traigo gratos recuerdos de los parientes,,. ¡Elías Chalub sí que se ha portado!: hace tres semanas que estoy en su casa y me aguanta sin chistar. Buscando, algo voy a hallar, tarde o temprano (más tarde que temprano, parece). Últimamente me dedico a la venta de apósitos autoadhesivos, o mejor dicho "Curitas"; no rinde mucho pero es algo. Panchulino está muy crecido. Existe el rumor de que es hembra... Bah! Volveré...

    Fragmento de carta enviada a mi madre, como empecé a hacer regularmente a la semana de llegar, para tenerla tranquila: 

    El lunes... de Marzo de 1971 por la mañana, estaba buscando trabajo. Guiado por los avisos clasificados del Clarín y exclusivamente a pie recorrí tres lugares. El primero, un asunto de corretaje de perfumería (quedaron en llamarme); el segundo, una empresa de transportes aéreos (quedaron en llamarme); y el tercero...

    Marta abrió la puerta después que hube tocado el timbre del departamento 27 del edificio ubicado en Cangallo 1243. Me hizo pasar y Ricardo me atendió. Me explicó el asunto y yo, sin entender mucho, dije que sí.

    El martes a las ocho en punto estaba allí. En la puerta, antes de entrar, me encontré con una chica no muy alta, morocha y con flequillo, ataviada regularmente. Entramos juntos. Junto a los silenciosos principiantes, empezaron a llegar los ruidosos y alegres veteranos en las lides vendedoriles...

    Podían tomarme enseguida, 15 días a prueba, pagándome "sólo comisiones", y si andaba bien, entonces $30.000 por mes y más o menos el 10% de las ventas. Pero como yo tenía que reunir los $4.000 de la pensión y ellos no me podían adelantar, dije que podía empezar la otra semana, cuando ya hubiera juntado con las Curitas lo suficiente, y dijeron que no había problema, que fuera cuando quisiera.

    En cuanto a Dante Quinterno, aún no pude ir; pero creo que , si no hay inconvenientes, podré ir el martes o el miércoles. 

    Esta mañana vendí la cajita entera, así que ya reuní como $2.000 y espero tener para el martes los $4.000 y así no tener que gastar lo que me mandaste, que espero devolvértelo cuando vaya, el sábado, para que veas que me estoy arreglando bastante bien.

    Esta mañana encontré a un muchacho que trabajaba repartiendo manteles casa por casa y retirándolos al otro día. Dice que le pagan..." (Falta el resto).

El Hotel Unión, donde pasé los primeros años en la gran ciudad. A la izquierda, había una colchonería, creo, y luego estaba la entrada al edificio donde vivía Chalub y en el que pasé el primer mes de mi aventura 

    Antes que lo de las Curitas,  respondiendo a un aviso de Clarín, yo había trabajado... ¡medio día! en un lugar que estaba por Talcahuano o Paraná, entre Corrientes y Avenida de Mayo, una imprenta o algo así. Estuve un rato viendo cómo un flaco de pelo largo revelaba negativos, cosa que ya me era familiar porque Elías Chalub, como buen fotógrafo, hacía lo mismo, revelaba sus propias fotos y me había mostrado como lo hacía. Pero de ahí a hacer yo lo mismo, me parecía que había un trecho demasiado grande. Encontramos un tema para cambiar ideas: el rock nacional. No lograba interesarme por lo que el pibe hacía y trataba de enseñarme.

Tarjeta del múltiple Elías Chalub, dibujada, seguramente por alguno de sus amigos pintores de La Boca

    Luego me encargaron barrer una escalera, y ahí comprendí que ese trabajo no era para mí. Fue cuando empecé a barrer desde el primer escalón de abajo hacia arriba y amablemente me hicieron notar que así no era la cosa. ¡Claro, creo que yo jamás había barrido una escalera! En fin, al mediodía tenía un tiempo para ir a  comer, y como me quedaba cerca lo de Elías me fui para allá. A la hora de volver al trabajo, ya había tomado mi decisión: fui y le dije al jefe que no seguía y que me disculpara. No puso ninguna objeción. Al salir a la calle, respiré con el alivio del que ha recuperado la libertad. 

      

     En la radios, sonaban constantemente Te Quiero Te quiero, en la voz de Nino Bravo, y Nicola di Bari con su El Corazón Es un Gitano. Junto con temas de Tormenta y Leonardo Favio, fueron el fondo musical de aquellos primeros días en casa de Elías. Escucharlos ahí, en el departamento de la calle Tacuarí, era como recuperar momentos de Ramallo; creaban un vínculo, una continuidad con mi vida anterior. Una vida de la que parecía haber cortado amarras tal vez definitivamente; tan distinto era todo...

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